En el mundo del karting, donde todo depende de tus manos, tus reflejos y unos pocos centímetros de goma pegados al asfalto, cada récord cuenta una historia de obsesión, precisión y gasolina.
En este artículo repasamos los récords del karting más salvajes, raros y espectaculares que se han registrado en el mundo. Y también te contaremos el lado técnico de la historia: qué hay detrás de esas marcas imposibles, cómo se prepara un kart para romper límites y qué se necesita para pilotar al filo del control.
Prepárate, porque se viene: ruido, vibración y olor a neumático quemado.
Los récords del karting más brutales que se han visto
1. El kart más rápido del mundo: 210 km/h
El récord de velocidad lo firmó André Kaikkonen, un loco de la mecánica finlandés que en 2015 alcanzó 210,11 km/h con un kart modificado con motor de moto de 250 cc.
Sin ayudas electrónicas, sin control de tracción, sin ABS.
Solo reflejos, técnica y coraje.
La marca fue validada por el Guinness World Records, y aún hoy sigue siendo una referencia. Si alguna vez has pilotado un kart a 100 km/h, imagina duplicar eso con el cuerpo a 5 cm del suelo. Brutal.
2. 48 horas: la carrera más larga de la historia
En 2018, en el circuito de Teesside (Reino Unido), un grupo de pilotos decidió ir más allá del límite: 48 horas seguidas corriendo sin parar.
Se turnaban por equipos, dormían en los boxes y comían entre relevos.
Más que velocidad, fue una batalla de resistencia y concentración.
El asfalto se volvió un enemigo silencioso, y cada curva dolía.
Pero al final, el récord quedó grabado en la historia como una de las mayores demostraciones de aguante humano y mecánico que se haya visto en el karting.
3. 600 karts en pista: el caos perfecto
Japón, 2019. Más de 600 pilotos saliendo al mismo tiempo.
Sí, se escuchó bien: seiscientos.
El evento fue organizado por la Japan Automobile Federation y rompió el récord mundial de la carrera de karting con más participantes.
Imagina la salida: rugido ensordecedor, olor a mezcla y una nube de adrenalina.
Un espectáculo tan caótico como hermoso. Una celebración de lo que significa el karting: comunidad, competición y pasión compartida.
4. 1.230 km en 24 horas: el maratón de Mathieu Richardot
El francés Mathieu Richardot recorrió 1.230 kilómetros en 24 horas, estableciendo uno de los récords del karting más duros de todos los tiempos.
Constancia pura.
Mantener un ritmo constante durante un día entero, lidiar con el dolor de espalda, el sueño y el calor del motor.
Esa marca no se logra por casualidad. Se logra con cabeza, resistencia y un kart ajustado al milímetro.
5. Los récords más raros: del kart gigante al que cabe en una mochila
No todos los récords del karting van de correr más. Algunos son simplemente… raros:
- El kart más grande: 5 metros de largo, 600 kg de peso y un motor de coche. Gigante, inútil, pero increíble.
- El kart más pequeño: apenas 50 cm y 25 km/h de velocidad. Creación japonesa, por supuesto.
- El kart volador: invento del francés Yves Rossy, con microturbinas eléctricas. Se elevó medio metro del suelo durante unos segundos. No cuenta como vuelo oficial, pero el intento ya vale un aplauso.
Porque el karting también va de imaginar lo imposible.
Qué hay detrás de un récord de karting: pura ingeniería y sangre fría
Romper un récord no se improvisa. Detrás de cada marca hay un trabajo: ajustes, cálculos, pruebas, y pilotos que saben exactamente hasta dónde pueden llevar su cuerpo y su máquina.
Vamos al detalle.
1. Aerodinámica: el enemigo invisible
Un kart no tiene alerones gigantes, pero la aerodinámica manda.
A 150 km/h, el aire se convierte en un muro. Por eso los récords de velocidad suelen usar:
- Carenados más lisos y bajos.
- Postura del piloto lo más pegada posible al chasis.
- Materiales ligeros para reducir turbulencias.
Un ajuste de un par de grados en la posición del cuerpo puede cambiarlo todo. Literalmente, puede ser la diferencia entre rozar el récord… o quedarse en la curva.
2. Peso: cada kilo es tiempo
En karting, el peso mata la velocidad.
Por eso, cuando se busca batir récords, se optimiza todo: chasis ultraligeros, depósito mínimo y ajustes de lastre al gramo.
Un kilo menos puede significar una décima menos por vuelta.
Y cuando vas al límite, una décima es una eternidad.
3. El piloto: reflejos, técnica y cabeza
El cuerpo humano es el verdadero motor de los récords del karting.
A esas velocidades, un error de un segundo te saca de pista.
Por eso los pilotos entrenan reflejos, fuerza de cuello, control respiratorio y visión periférica.
Durante pruebas de resistencia, la mente se convierte en el factor decisivo: aguantar el dolor, mantener el ritmo, no perder foco.
Un piloto que rompe récords no es solo rápido; es alguien que sabe sufrir sin perder precisión.
4. El equipo técnico: los héroes sin casco
Cada récord es un trabajo de equipo.
Los mecánicos son los que ajustan carburadores, controlan temperaturas, cambian neumáticos en segundos y leen datos de telemetría.
Sin ellos, ni el mejor piloto podría mantener un kart funcionando 24 horas a pleno rendimiento.
Y en esto hay que ser claros: los récords del karting también se ganan con llave inglesa y cronómetro.
Por qué nos obsesionan los récords
Porque los récords resumen lo que sentimos los que amamos este deporte: esa mezcla de locura y precisión que nos empuja a ir un poco más allá.
Cada vuelta es una oportunidad de hacerlo mejor, de afinar la trazada, de ganar una décima.
Y cuando alguien logra una hazaña como las de Kaikkonen o Richardot, todos los que vivimos la gasolina como estilo de vida sentimos algo: respeto.
Los récords son símbolos de superación. De que el límite no está en la pista, sino en la cabeza.
Tu récord empieza aquí
Puede que no alcances los 210 km/h. O que no aguantes 48 horas sin bajarte del kart.
Pero eso no importa. Cada vez que te pones el casco y sales del pit lane, estás batiendo tu propio récord: el de disfrutar del motor como pocos lo hacen.
Y si quieres sentir lo que es ir al límite, ven a Karting El Pla.
Aquí no hay récords Guinness, pero sí curvas que te ponen a prueba y rectas que te dejan con una sonrisa debajo del casco.
Porque cada piloto tiene su marca personal.
Y la tuya te espera en la próxima vuelta.





